Venía detrás, podía sentirle, estaba demasiado cerca. Mi corazón no paraba de moverse inquieto, quería estallar, el color de mis mejillas ardía y él solo me estaba tapando los ojos. Me estaba guiando a algún lugar, yo me dejaba llevar pero nunca reconocería que nunca podría dejar de hacerlo.
-Hemos llegado, ahora contéstame una pregunta.
- ¿Me quieres?
- No voy a contestar esa pregunta- le dije nerviosa
- ¿ Podrías vivir sin mi?
- Claro...
- ¿Soy algo importante en tu vida?
- Eso ya lo sabes, no hace falta que te lo diga.
- ¿ Irías conmigo lejos?
- No lo sé
-¿ Qué ves?
- Veo la ciudad
- Intenta ir más allá.
- Veo las estrellas por detrás, miles de pequeñas luces, veo casitas y edificios. Veo campos, veo farolas, reconozco cuerpos de personas. Veo la playa a lo lejos y un bosque. Veo caminos de arena y también carreteras. Veo el estadio y eso de allí es la cúpula de la catedral. Veo parques y piscinas. Veo césped, arena, cemento, agua....Veo muchísimas cosas- Fue entonces cuando se puso delante, le tenía muy cerca, sus labios, su cuello... mi cabeza daba vueltas.
-¿ Y ahora que ves?
- Te veo a ti.
-¿ Puedes ir más lejos?
-Veo tus labios y tus ojos azules. Veo el lunar que tienes ahí y veo tu pelo castaño y más largo de lo habitual. Veo la mancha de nacimiento cerca de tu nuez y....
- ¿ Qué mas?
- Toda tu persona, sabes perfectamente como eres.
- ¿No ves nada más?
- ¿Qué más quieres que vea?- Ahí me abrazó, muy fuerte, no podía entenderle. - ¿ Qué te pasa?
- Era todo lo que necesitaba saber. No has querido decirme si me quieres, pero lo acabas de demostrar. Cuando te he preguntado la primera vez veías todo el mundo que tenías delante, sin embargo cuando me he puesto yo aquí, solo podías ver una cosa: a mí. No hace falta que me digas que me quieres, ni que me necesitas, ni que vendrías conmigo porque ahora ya lo sé.
- Era todo lo que necesitaba saber. No has querido decirme si me quieres, pero lo acabas de demostrar. Cuando te he preguntado la primera vez veías todo el mundo que tenías delante, sin embargo cuando me he puesto yo aquí, solo podías ver una cosa: a mí. No hace falta que me digas que me quieres, ni que me necesitas, ni que vendrías conmigo porque ahora ya lo sé.
- Pero....- estaba nerviosa, tenía razón, solo podía verle a él.
- No tienes porque disgustarte, pequeña.... A mí me pasa exactamente lo mismo.
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