Esperaba el tren sentada encima de su abarrotada maleta.

Un día nublado que amenazaba lluvias se cernía sobre su asustada cabeza.

Había comprado un viaje de ida y se había ahorrado el de vuelta.

No sabía cual sería la parada en la que sus pies tocasen tierra.

Tan sólo quería huir, desaparecer con el fin de aclarar sus ideas.

Nunca antes se había atrevido, en un impulso de ira, a meter toda la ropa que viera en la primera maleta que encontrase, para después salir como alma que lleva al diablo de su pequeño apartamento.

No sabía si calificar su hazaña de valentía o de tremenda estupidez, pero la decisión ya estaba tomada.

Empezaría de nuevo, en un nuevo lugar, donde encontraría caras nuevas, donde quizá hallaría la vida que tanto deseaba...La vida que tanto había buscado y que en aquel espantoso lugar le había sido negada...