Despiértate temprano. Abre la ventana de tu habitación, saca la cabeza y grita. Que todos tus vecinos se despierten, tienen que aprovechar el día, pues no saben cuando va a ser el último. Vístete con tus mejores galas y sal a la calle. Vuélvete loca, salta, ríete aunque sea sola, canta, baila... aunque las personas con las que te cruces te miren mal no pasa nada. Seguro que al verte han sonreído y eso es lo más importante, que hagas feliz a los que te rodean, aunque sea volviéndote loca o siendo tú misma. Da igual que piensen: ¿esta dónde va? Eres feliz y seguro que por un segundo ellos también lo han sido.
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