Todos los tenemos, hasta los más duros, aunque no lo reconozcan, hasta lo mas insignificante de nuestras vidas puede ser convertido en sueño. Pero yo tengo que reconocer que soy una adicta a soñar, me dejan una frase, una imagen, una nube, una hoja, una palabra de un libro y puedo inventar miles de historias. Pero os lo tengo que decir, mis sueños son demasiado sueños, por decirlo de alguna manera. De pequeña, a eso de los cinco años, quería contar estrellas, dedicarme a tumbarme en el césped por la noche y encontrar un máximo de infinitas estrellas fugaces para pedirle infinitos deseos.Quería encontrar un príncipe, pero no azul, por aquella época yo decía que odiaba los pitufos, quría un principe en mayúscula, de esos que te llevaban la mochila cuando pesaba demasiado y te colocaban el pelo. De esos que te besaban agarrándote la cintura y los que te cogían la mano para pasear. Soñaba con vivir una historia parecida a la de cenicienta pero sin ser criada, porque me daba alergia el polvo. Cuando cumplí los siete años quería pintar el cielo, escribir mensajes en la arena y cartas en las botellas. Quería descrubrir un nuevo mundo, quería tener una hadita de mejor amiga. Cuando cumplí los once esperaba la carta de Howart, podéis reíros de mi si quereís, siempre me ha encantado la magia, quería convertir los sueños en realidad, en eso se basaba mi mundo. Empecé a soñar con ser bailarina, cantante, patinadora sobre hielo, jugadora de ruby, animadora, actriz.... Quise ser abogada, secretaria, quería tener un invernadero y tambien ser submarinista. Quería encontrar piedras preciosas e ir a Egipto para encontrar dinosaurios. Quería ir al Caribe para ver a sus piratas y a París para pintar subida en la Torre Eiffel. Soñaba con escalar la montaña más alta y con poder respirar debajo del agua. Soñaba con convertirme en una princesa pero también en una aventurera. Quería conducir el coche de las brazts, o la vespa o el descapotable... Soñaba con ponerme un kimono o un traje de sevillana. Después fui creciendo, las series, las películas, los libros, las canciones me hicieron mucho daño, solo quería despertarme para poder construir nuevos sueños a partir de nuevos rostros. Me gustaba ir sentanda en el autobús o en el coche con los cascos puestos y observando a la gente que pasaba, sobretodo a aquellas parejas cogidas de la mano, me inventaba su vida, inventaba lo que haría yo cuando creciera... y cuando lo hice, bueno, supongo que nunca se deja de soñar. Ahora tal vez vea un poco improbables ciertas cosas, como aquello de contar estrellas o de pintar el cielo pero lo demás no está tan lejos.... ¿ no? Ahora... ¿ Para qué engañaros? Sigo igual, aunque ya empiezo a querer que se cumplan algunos de mis sueños.... ya tengo una edad. Pénsandolo bien, es una de las cosas más bonitas... soñar con sonreír, soñar con respirar, soñar con ser, soñar con soñar, en fin, soñar con VIVIR :)