Tengo el pelo castaño y los ojos marrones, salta a la vista. Tengo la manía de dejar las cosas tiradas por ahí, soy un auténtico caos, tanto dentro como fuera de mi cabeza y mi corazón todo anda completamente desparramado, desperdigado, falto de orden. A veces se me va la pinza de una manera muy poco convencional, grito, salto... digamos que, cuando se trata de estar alegre y activa, puedo ser la más viva de todas, que pocos me ganan a despierta. También suelo hacer las cosas en el último momento, siempre invierto el dicho: "primero el placer y luego el deber", porque lo primero es la diversión, al fin y al cabo, solo viviré una vez. Tengo el vicio de escribir su nombre en el cristal de la ducha cuando el vapor se condensa sobre él y dibujar un corazón al rededor, parezco gilipollas... como si eso fuera a hacer que me quiera. Siempre quise un amor como los de película pero, pensándolo mejor... ¿Para qué? ¡Solamente duran dos horas! Cuando se trata de querer, acostumbro a derrochar amor por todos mis poros durante todos los segundos del día. No intento que todos me cojan cariño, pero hago que me quiera la gente que quiero, y con eso me sobra. No pretendo tener mucho más de lo que realmente necesito, no me interesa la última colección de moda, ni un montón de cosas inservibles que no sabria ni donde colocar. Tengo suficiente con lo básico y esencial
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